jueves, 6 de junio de 2019

La avispa asiática, el matayaks y las abejas. David contra Goliath

Ha venido para quedarse y más vale prevenir, por una vez...
La avispa asiática ha venido para quedarse, pero además, se alimenta de abejas y las nuestras todavía no saben defenderse de ellas...

La avispa asiática es una especie invasora, procedente del continente del mismo nombre y que se ha expandido por Europa y España. Al principio colonizaron ciertas zonas del país, sobre todo en la región de Galicia, Cantabria, Catalunya o Euskadi, pero continuaron con su invasión, llegando a otras como Aragón o Extremadura. Es un depredador de mayor tamaño que las nuestras y se alimenta de abejas. En España la apicultura es un sector esencial para muchos. En Extremadura es uno de los más importantes y nuestra miel ya tiene sus propios problemas.

Según parece, esta avispa se introdujo de forma accidental desde Francia, a través de Irún. A su vez, llegó al país galo en un buque que proveniente del continente asiático, que hizo parada en Burdeos y llevaba reinas en hibernación. Al ser más grande que la autóctona, consiguió desplazarla como depredador por excelencia. Aunque como veremos, hay otros que a su vez la depredan a ella.

Y comenzó la invasión de la Vespa Velutina


La avispa asiática comenzó su expansión por España (vean el gráfico interactivo), sobre todo debido a la abundancia de alimento (abejas) que encontraba a su paso. En Europa han encontrado una fuente de nutrientes que no está preparada para defenderse de ella aún y por tanto, es más fácil de capturar que su homóloga asiática o japonesa. Esto ha convertido su llegada en una invasión en toda regla. Ha comenzado por el norte, por la proximidad con Francia, pero continúa hacia el resto del país.

Esta es la nuestra... amarilla

La Consejería de Agricultura y Medio Ambiente extremeña ha encontrado una hembra fundadora en unas colmenas situadas en Valencia de Alcántara, en la provincia de Cáceres. Pero también en Monesterio, en la provincia de Badajoz. Por otro lado, la diputación de Bizkaia ha contabilizado 832 nidos en 2018. En el pirineo aragonés, la Asociación Nacional De Empresas de Sanidad Ambiental, ha alertado del peligro de la expansión de este invasor. Estos son solo algunos ejemplos que ponen de manifiesto que este depredador se ha convertido en un problema que necesita una solución, pero para llegar a ella, un paso previo es conocer al enemigo, sobre todo, para descubrir sus puntos débiles. 

Y conocerlo es estudiarlo, pero para eso se necesita dinero, desde el sector privado, de los propios afectados y desde el público, de las universidades. En Galicia ya se está haciendo (Lolo es un claro ejemplo) y Extremadura, con un sector apicultor importante, no debería esperar demasiado para empezar. Esta vez la cosa es muy seria, no solo provocan accidentes muy graves en animales y humanos, no habituados a su veneno, acaban con nuestras abejas y eso puede acabar con nosotros.

El matayas, el primo de Zumosol

La avispa asiática (vespa velutina), es una prima del avispón gigante japonés (vespa mandarinia), también llamado “matayaks”. Su nombre se debe a su agresividad, una resistente armadura protectora, sus voraces mandíbulas y su capacidad para inyectar un veneno que licua los órganos. Todas las avispas son un depredador natural de las abejas, de manera que la velutina tiene como víctimas a las abejas melíferas asiáticas (Apis cercana) y el matayaks a su equivalente, la abeja japonesa (Osmia cornifrons). 
Dicen que los asiáticos son más pequeños, este no...

Japón es país de origen del avispón japonés, como su nombre indica. Este insecto que puede medir hasta cinco centímetros, provoca más de cuarenta muertes al año en el país del Sol Naciente, sobre todo en la ciudad de Nagano. A esto hay que añadir el daño en la apicultura, debido a que las abejas japonesas son uno de sus principales alimentos. Esto se agrava porque la abeja autóctona produce muy poca miel y los japoneses deben importar abejas europeas, que no están preparadas para defenderse de este depredador. 

Por su parte, la avispa asiática, que llega a medir unos tres centímetros y medio, proviene de China, India y también de Japón. Se alimenta de la abeja melífera asiática, de menor tamaño que la europea y provoca (al igual que su primo japonés) daños medioambientales, sobre todo relacionados con la polinización. También dispone de un caparazón, dientes fuertes y un gran aguijón, así como unas garras poderosas para sujetar a su presa antes de decapitarla. De momento en Europa y España el problema se da con la avispa asiática, su primo gigante japonés está acotado en las islas de aquel país a día de hoy. 

Avispas y abejas. David contra Goliath 


Si bien se alimenta de frutas o néctares, sus crías necesitan proteínas de otros insectos, principalmente las abejas. De esta forma, los adultos reciben de su prole el alimento digerido, que les aporta la energía necesaria para cazar, creándose una simbiosis en que nada se desperdicia. Sin embargo, la presa aprende métodos para defenderse del depredador. De esta forma, el más fuerte vence en la lucha... o el más listo. Porque lo importante en la naturaleza siempre es sobrevivir.
No es Maya, es David

La Biblia cuenta que David era un pastor que tuvo que pasar por la peor prueba de su vida al enfrentarse a Goliath, un guerrero gigante que aterrorizaba a todos. Para vencerlo le atacó en su punto débil, la cabeza y su arma fue una honda. Lanzó una piedra y Goliath murió en el acto. Esta metáfora nos enseña que todos, incluso los enemigos más terribles, tienen un talón de Aquiles que debemos descubrir si queremos acabar con ellos. 

Algo parecido sucede con las abejas y avispas del continente asiático. Las primeras han encontrado el punto débil de las segundas, en este caso, las altas temperaturas. Las abejas dejan que el invasor penetre en su colmena y una vez dentro, comienzan a frotar sus alas para hacer aumentar la temperatura del ambiente. Esta puede llegar a los 47º y mientras ellas pueden soportar hasta 48º, la avispa muere por el calor. Una forma de sobrevivir basada en la evolución y la adaptación al medio. 


Este comportamiento ha sido estudiado por James Neih, en colaboración con la Academia de las Ciencias de China y del Instituto de Investigación de la Abeja, en la Provincia de Yunnan. Durante dos años estudiaron el comportamiento de las abejas ante este depredador y descubrieron que además, disponen de un sistema de alarmas para evitar que sus compañeras salgan a recolectar si detectan la presencia de las avispas. El problema viene por las abejas europeas, que no saben cómo defenderse de estos cazadores, de momento… 

Un sistema que podría aplicarse... pero hay otros, el abejero europeo

Dicen que los gallegos se adaptan a todo, porque han vivido muchas penalidades y sus abejas y aves parecen haber heredado ese carácter. Por un lado, la Asociación Galega de Apicultores lo tiene claro y en palabras de su presidente: «Ellas (las abejas gallegas) van a aprender a defenderse». Y añade que además, lo harán como sus homólogas asiáticas, por medio del calor. Aun así, se enfrentan a un depredador que se adapta con extrema rapidez. Por ejemplo, con la abeja autóctona vuela en hélice en lugar de planear y estas no saben cómo esquivar los ataques todavía. 

No solo sirven para la fiebre...
Pero mientras se adaptan y aprenden a defenderse, existen remedios que han demostrado cierta efectividad. Eernesto Astiz, junto a Xeus Feas, profesor de la Academia de Ciencias veterinarias de Galicia, investigan un velucida eficiente. Este parte de los descubrimientos de Astiz sobre sustancias que matan a las avispas infectando además al resto de miembros de la colmena. De esta forma, el ejemplar infectado se convierte en una “caja de Pandora” para los demás. Por otro lado, los remedios caseros también han mostrado cierta eficacia en la eliminación de este depredador tan dañino para la apicultura.

Un jarabe a base de miel, vinagre y alcohol, que ha recibido el premio de la Asociación Gallega de Empresas de la lucha Contra las Plagas (AGACPRA), es un claro ejemplo. Otras soluciones pasan por capturar a las reinas, aunque su efectividad es discutible. Eso sí, casi todos los expertos coinciden en rechazar el uso de pesticidas, que han demostrado ser ineficaces en la lucha contra este depredador. Pero lo que está claro es que no podemos dejar, de momento, que se reproduzcan demasiado porque nuestro ecosistema todavía no está preparado para ellas y podrían dañarlo de forma irremediable.

Por otro lado, la naturaleza, que es muy sabía, ha encontrado un depredador natural: el abejero europeo. Su dieta es a base de avispas y abejorros. Algunos estudios como el mencionado en el enlace, mostraron que en muchos casos los panales que llevaban a sus nidos tenían las celdas grandes y esto es típico de la Vespa velutina o la Vespa Capro. Los análisis posteriores confirmaron que pertenecían a la avispa asiática. Por tanto, este depredador puede suponer una limitación a la expansión del invasor. El problema es que es un ave con presencia estacional en España. Aún así, es una inestimable ayuda. 

En definitiva, la avispa asiática y su primo, el avispón japonés o matayaks, encontraron la horma de su zapato en la abeja japonesa y la abeja melífera asiática. Estas los combaten con eficacia desde hace siglos. Se espera que las nuestras aprendan también a defenderse de este nuevo enemigo con el tiempo, aunque ahora necesiten de mucha de ayuda. Y es que detrás de un gran depredador siempre hay una gran presa que no se lo pondrá fácil. La naturaleza es sabia y siempre sobrevive. Pero si podemos echar una mano, será mucho mejor para nosotros.

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